VIDRIO INCRUSTADO...
Deja de tocar tan repetidamente la puerta, ya te escuche, sigue a la mesa que hay te´
ARTE
Una guerra de sangre y viceras, eso es lo que era.
El arco del violín se movía con pasión casi como si estuviera descuartizando a una persona.
La mujer con sus ojos dilatados y su sonrisa oscurecida ,acechando a sus presas.
Miedo asomándose en sus rostros, el cuchillo se acercaba peligrosamente casi como si esperara un invitación, su cuello salpicado de carmesí escurriéndose por el medio del pecho.
Gritos causando un placer inimaginable en la artista, su mas grande obra siendo aclamada por el publico, los aplausos y la ovación de las personas no se hicieron espera.
Y.G